jueves, 14 de marzo de 2013

BlacK MonK

En Hispanoamérica el Monje Negro es una institución política. Puede ser un ministro o ajeno al Estado, y sirve discretamente como operador del Presidente de la República. Aunque no ostente cargo alguno, es un leal a su jefe de filas, su autoridad es indiscutible y temida y cuida las relaciones, la imagen y los contactos reservados de su señor sin desatender cualquier asunto tenebroso.

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Uno de los principales editores de la Argentina, que conoce y valora mucho a Horacio Verbitsky, me dijo en agosto: “No te equivoques, Horacio no es un operador de Néstor Kirchner: él está convencido de que Néstor Kirchner es un operador de Verbitsky”. Este podría ser un buen comienzo de una nota si el objetivo fuera hablar de la vanidad como uno de los principales motores que tiene el oficio de periodista. Pero el intento es aprovechar el cruce de Horacio Verbitsky con Nelson Castro para reflexionar sobre un aspecto del periodismo que es el lugar en donde el discurso kirchnerista logró abrir el abismo más profundo entre amigos y enemigos. Esta vez Verbitsky dijo en referencia a un comentario radial de Nelson que “la degradación de los estándares periodísticos rompe límites”. Ya no es la discusión que producen las distintas miradas ideológicas. Se trata de un reclamo de mayor rigurosidad informativa porque, según Verbitsky, Nelson Castro le preguntó a Aníbal Fernández sobre su presunto nexo con negocios turbios de la Policía Federal, “afirmación que me atribuyó”. Horacio negó haber sugerido algo semejante y Castro le contestó que ésa era su conclusión después de leer varios párrafos de la columna de Verbitsky del 19 de diciembre pero sobre todo el siguiente: “CFK se enfureció cuando supo que el mayor empeño de sus ministros vinculados con la seguridad en los casos de Ferreyra y de los asesinatos de Villa Soldati era defender la actuación policial, un grave error político que así deriva las culpas hacia la presidente a la que debían proteger”.
A medida que Verbitsky radicalizó su militancia kirchnerista, fue describiendo la parábola lógica en estos casos. Primero puso la lupa de su investigación más en los rivales de Kirchner y menos en los casos de corrupción que salpicaron al oficialismo. Esa carga de subjetividad nos impacta a todos los periodistas. A algunos en forma moderada y a otros en el estilo sobreactuado de un cruzado. El problema es que Verbitsky después empezó a degradar los estándares periodísticos, para utilizar su propia definición. Por acción u omisión, en varias situaciones evidenció errores informativos, cosa que en su caso se notó más porque durante mucho tiempo hizo del dato puro y duro algo sagrado, como debe ser.

ENLACES/FUENTES:
http://devenir.foroactivo.com/t3335-monje-negro-al-desnudo-horacio-verbitsky
http://seniales.blogspot.com.ar/2011/01/debate-leuco-sobre-verbitsky-escribir.html
http://www.larazon.es/detalle_hemeroteca/noticias/LA_RAZON_368553/9334-el-monje-negro#.UUIodzeReSo
http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-215796-2013-03-14.html

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