FEMEN (en ucraniano: Фемен) es un grupo feminista de protesta ucraniano con sede central en Kiev que fue fundado en 2008. La organización obtuvo fama internacional por sus protestas de pechos desnudos contra el turismo sexual, instituciones religiosas, agencias de matrimonio internacionales, sexismo y otros asuntos sociales nacionales e internacionales. Algunas de las metas propuestas por la organización son: "desarrollar el liderazgo, cualidades intelectuales y morales de las mujeres jóvenes en Ucrania" y "construir la imagen de Ucrania como país de grandes oportunidades para la mujer". En muchos casos de protestas de FEMEN, sus activistas suelen ser detenidas por la policía.
FEMEN se ganó la atención de los medios periodísticos después de que la activista Inna Shevchenko derrumbara una cruz católica erigida como monumento a los millones de católicos del Este que fueron víctimas de la persecución soviética; la acción provocó indignación entre la población, especialmente entre los grupos religiosos y familiares de las víctimas fallecidas. En la actualidad, hay abierto un proceso penal contra FEMEN en virtud del punto segundo del artículo 296 (vandalismo) del Código Penal de Ucrania." Además, debido al incidente, fuerzas especiales de las tropas del Ministerio del Interior de Ucrania, han organizado un bloqueo en torno a la sede de FEMEN.
Femen, ¿por qué nadie está con ellas?
El grupo ucraniano Femen parece haber desconcertado a todo el mundo y ha generado las opiniones más variopintas. Desde feministas de siempre que las odian a personas que están convencidas de que se trata de un grupo financiado por la CIA para desestabilizar al mundo árabe.
Un rápido vistazo a las redes me ha
convencido de que, en general, no despiertan mucha simpatía dentro del
feminismo y fuera de él casi nadie se las toma en serio. El desconcierto
feminista, a mi entender, tiene que ver con varios aspectos que al
mezclarse, dan como resultado una amalgama compleja a la que voy a
intentar acercarme. El principal problema, a mi entender, es que miramos
a Femen desde nuestra propia historia y cultura política, y no desde la suya.
A primera vista los objetivos políticos expresados por ellas mismas en sus páginas de Facebook o en su web original parecen, como poco, ingenuos. Según su propia definición Femen
es: “una organización de mujeres activistas en ‘top less’ que defienden
su igualdad sexual y social en el mundo”. Añaden cosas como que el
grupo “quiere mejorar las oportunidades de las mujeres en el mundo y (…)
desarrollar el liderazgo, cualidades intelectuales y morales de las
mujeres jóvenes (en Ucrania)” Esto es tan general y
vago que mucha gente piensa que el único objetivo de Femen es salir en
la televisión, lo que estaba asegurado una vez que enseñan las tetas.
En contra de esta interpretación hay
algo que no debemos pasar por alto: que como consecuencia de esas
protestas algunas de sus activistas afrontan importantes penas de
cárcel, violencia policial, etc. Recordemos que lo que aquí no pasa de
ser una falta o un delito menor puede ser un delito grave en algunos de
los países ex socialistas como Rusia o Ucrania.
Recordemos también que Femen es de las pocas organizaciones que realizan
un activismo claramente antireligioso con acciones que dejan pálidas a
aquella que aquí consistió en hacer topless en la capilla de la Complutense.
Recordando lo que ocurrió entonces, (únicamente por sacar las tetas)
podemos imaginarnos lo peligroso que es hacer jueguecitos sexuales con
la cruz en una iglesia ortodoxa. A mí me parece admirable que sean
capaces de entrar en una iglesia y arrancar los símbolos religiosos, o
protestarle al papa en las narices, en pleno Vaticano.
Es una acción pacífica, no daña a las personas, pero es de un enorme
simbolismo y nada comparable al daño que estas iglesia nos hace a las
mujeres.
El peligro físico que esas activistas
corren, que es real, cada vez que protestan se olvida con mucha ligereza
y, en cambio, desde sectores del feminismo se critica su uso del
desnudo como reclamo. Aquí se mezclan –de nuevo- varias cosas. Por una
parte, allí (aquí) donde una parte del feminismo se ha
institucionalizado y ha accedido a espacios de poder (con todo lo que
esto tiene de positivo) se abandonan otros espacios más cuestionables, y
en lo que se refiere a este sector del feminismo, uno de los espacios
que se han ido abandonando es el del sexo. Cuando nuestro feminismo fue
ocupando espacios políticos “serios” rechazó lo sexual porque ya sabemos
que el ideal de lo cívico descansa en la oposición entre razón, por un
lado, y cuerpo y deseo por el otro. Así, lo sexual queda fuera del
ámbito de la ciudadanía y aunque esta separación fuera denunciada en su
día por el feminismo, éste ha ido cayendo en lo mismo que denunciaba
según alcanzaba mayores cuotas de poder (poder necesario y legítimamente
deseado, por otra parte). Pero, además, ocurre que vivimos rodeadas de
representaciones misóginas del cuerpo de las mujeres: en la publicidad,
en la pornografía, en el arte, en la cultura en general…y que esto nos
ha empujado a veces -a todas las feministas- a mirar con suspicacia casi
cualquier representación sexual del cuerpo femenino.
Es normal este rechazo, pero también es
peligroso porque pasamos por alto las posibilidades cuestionadoras del
orden social, liberadoras, trasgresoras… de la sexualidad. Y aun
sabiendo que la sexualidad está en la base misma de la ideología
patriarcal, renunciamos a politizarla adecuadamente. En realidad, hemos
sido expropiadas de nuestro propio cuerpo y a veces no nos damos cuenta.
Teniendo esto en cuenta que suele hacer
referencia al feminismo clásico, en el caso de Femen podríamos pensar
entonces que “el otro” feminismo, el feminismo queer, el
feminismo proprostitución, el feminismo postporno, etc., vería con
simpatía esta forma de protesta. Y sin embargo nos encontramos con que
tal cosa no sucede. En este caso creo que la razón no es la forma sino
el fondo. Femen surgió como organización con el objetivo prioritario de
luchar contra la legalización de la prostitución que el gobierno de
Ucrania planeaba llevar a cabo con motivo del campeonato de fútbol en
2012 y con el objetivo de que la compra de servicios sexuales se
convirtiera en un delito. Desde entonces, este es su principal campo de
batalla. Es decir, Femen saca las tetas para protestar por todo aquello
que a este feminismo le parece bien, contracultural, trasgresor y, por
tanto, casi automáticamente defendible. Y justo porque saca las tetas es
rechazado por el otro feminismo, que opina que Femen fomenta los
estereotipos sexistas. Así que Femen no tiene en la Europa
postfeminista (no me adhiero a esta etiqueta) quien le defienda y, por
el contrario, molesta a todo el mundo. No parecen reprimidas ni
moralistas sexuales, como las partidarias de la prostitución acusan a
las antiprostitución (a veces como único argumento). Y, al mismo tiempo,
para denunciar la prostitución se desnudan en público, cosa que no les
parece bien a las feministas clásicas.
Es en este punto donde quizá no estamos
teniendo en cuenta el contexto sociocultural en el que surge Femen, muy
diferente del nuestro. Femen es fruto de una historia política y una
sociedad radicalmente diferente (al menos en los últimos 50 años) de la
muestra: la de los países ex socialistas y ahora ortodoxos y brutalmente
neoliberales; una cultura que se ha dado de bruces con la situación
actual de reacción neoliberal antifeminista pero que no ha conocido las
luchas feministas de los años 70 y 80; una sociedad y una cultura
política que no ha conocido tampoco políticas de Estado a favor de la
igualdad y en la que la igualdad de género no ha sido jamás un tema en
la agenda política de ningún partido. Las propuestas feministas de Femen
nos suenan a nosotras increíblemente ingenuas, casi anacrónicas. La entrevista publicada en el diario Hoy hace unas semanas
revela esa ingenuidad y nos muestra un feminismo puramente defensivo y
poco elaborado teóricamente. Hace 30 años también yo veía debates en la
televisión en los que se acusaba a las feministas de ser feas e ir mal
vestidas y peinadas. Es posible que las feministas de Femen no hayan
incorporado la teoría queer
a sus planteamientos, pero de lo que no cabe duda es de que sufren
formas brutalmente patriarcales que nosotras creemos en ocasiones haber
superado, lo que no es cierto; tan sólo las hemos estilizado.
Quizá ellas no se han enfangado todavía
en el debate sobre la prostitución, simplemente sufran las consecuencias
de un país convertido en un enorme prostíbulo y las consecuencias que
eso tiene para todas las mujeres. Sufren las violaciones sin castigo, la
violencia cotidiana y las discriminaciones, y han decidido protestar de
una manera llamativa y que, de paso no deja de recordarnos que el
cuerpo es nuestro campo de batalla, todavía. Nos recuerdan que
apropiarnos de nuestros cuerpos para sexualizarlos, protestar,
mostrarlos, escandalizar, molestar… es aún nuestro derecho y todavía
puede ser una estrategia útil. Femen y la represión que sufren cada vez
que enseñan las tetas nos recuerdan también –de manera muy palmaria- la
aparente paradoja de que vivimos en un mundo en el que el cuerpo
femenino es mostrado sin problema en la publicidad para vender todo tipo
de cosas; es utilizado en la pornografía que se vende libremente en
cualquier quiosco o librería a la vista de todo el mundo; es mostrado
continuamente en la televisión, la fotografía o el cine sin ningún
problema, todos los días a todas horas (y desde luego no estoy diciendo
que no debiera verse/mostrarse sino hacerlo en condiciones de igualdad
con los hombres). Pero al mismo tiempo, si ese mismo cuerpo es mostrado
por las propias mujeres no para ofrecerlo a la mirada masculina, sino
como arma de protesta, entonces parece otro cuerpo (es otro cuerpo en
realidad) y se censura.
Es curioso como ese cuerpo se censura o
no dependiendo del significado que le demos a su visibilidad y no
respecto a su visibilidad misma. Si es para vender un perfume, si es
como apoyatura de un relato patriarcal, puede mostrarse. Si es no
comercial y pretende usarse para protestar contra ese relato patriarcal,
entonces de repente el mismo cuerpo se vuelve escandaloso y aparecerán
policías para taparlo con una manta. Así que cuerpos para vender sí,
cuerpos para ser usados sí, cuerpos para someterse también, pero cuerpos
en rebeldía no. Las Femen han tenido la desgracia de que no siendo
“post… nada” ni postfeministas, ni postporno, ni postmodernas, han
decidido mostrar sus tetas casi como si lo fueran. Y eso ha
desconcertado a casi todas.
Aquí os dejo algunos artículos serios sobre el tema que incluyen videos con sus acciones:
Por Beatriz Gimeno
09/04/2013
Publicado originalmente en Pikara
ENLACES/FUENTES:
http://ateosyrepublicanosnoticias.blogspot.com.ar/2013/02/fuera-los-rosarios-de-nuestros-ovarios.html
http://elventano.blogspot.com.ar/2013/02/francia-aprueba-el-matrimonio.html
http://es.wikipedia.org/wiki/FEMEN
http://gripes-of-wrath.blogspot.com.ar/2012/04/femen.html
http://la-pelota-no-dobla.blogspot.com.ar/2011/12/el-grupo-femen-se-desnuda-contra-la.html
http://la-pelota-no-dobla.blogspot.com.ar/2012/06/femen-las-puertas-de-la-eurocopa-2012.html
http://mujer-pez.blogspot.com.ar/2013/02/feminismo-de-malcriadas.html
http://njbrepository.blogspot.com.ar/2013/02/femen-topless-warriors-documentary.html
http://ruthfalquina.blogspot.com.ar/2011/12/if-you-do-not-read-i-did-not-go-with.html
http://www.elciudadano.cl/2013/04/10/65787/femen-por-que-nadie-esta-con-ellas/
http://www.pikaramagazine.com/2013/04/femen-%C2%BFpor-que-nadie-esta-con-ellas/
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